El trabajo dignifica.

Cuando me toca ir por la
acera y ponerme en el papel del peatón, observo muchas cosas, sobre todo,
abusos por parte de los conductores, así como la irresponsabilidad con la
que muchos manejan.
En esta ocasión, escribo
sobre este tema porque una vez caminando sobre Av. Palmas y Periférico a la
hora de la comida, el tráfico estaba bastante pesado, como es costumbre en esta
ciudad, aunado a ello, el caos causado por la obra de la Super Vía es de esperarse que el tráfico esté infernal en horas
pico. Cuando esto pasa, acuden policías de tránsito a tratar de desahogar un
poco las vialidades, aunque para ser sinceros, muchas veces entorpecen más el
tráfico, en este contexto, bastantes conductores son demasiado obstinados.
Retomando mi incomodidad, en
aquel momento, un policía le estaba dando paso a los automóviles que cruzaban
hacia Av. Palmas, dando la espalda a la misma avenida, cuando una conductora
sumamente imprudente y desesperada le empezó a gritar una sarta de groserías,
obviamente el policía en cumplimiento de su deber, debe hacer caso omiso a toda
falta de respeto que se le impute, incluso ante un peligro a su integridad.
La señora en su arrebato y
demencia, empezó a aventarle el coche al policía poco a poco, hasta que
prácticamente el policía quedó sentado sobre el cofre del automóvil, aun así,
la señora seguía avanzando lentamente, sin importarle que la estuvieran
observando ni el faltarle el respeto a una autoridad.
Finalmente, el policía se
levantó y le dio el paso, diciéndole que no fuera grosera, la señora dio el
arrancón no sin antes mentarle la madre.
Quiero hacer énfasis en que
todo trabajo dignifica, no por creer inferiores a las demás personas alguien tiene
el derecho de insultarle y mucho menos de agredirle. ¡Tolerancia y respeto, señores! Cuando aprendamos a respetar a los
demás, viviremos en un México distinto, el cambio se encuentra en nosotros
mismos.
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